Especial Juegos Olímpicos: Tenis, la respuesta del pie en milésimas de segundo

Por 16 agosto, 2016 Blog No Comments

Las demandas físicas del tenis, la duración media de los partidos y su componente psicológico, hacen que el tenis sea un deporte muy exigente. Frenar, cambiar de dirección, esprintar para alcanzar la pelota y todavía golpearla para hacer juego y todo procesado en milésimas de segundo, eso es el tenis.

Pero, ¿qué le ocurren a nuestros pies cuando practicamos este deporte? En primer lugar, tenemos que tener claro que todas las fuerzas y movimientos que se ejerzan repercutirán en toda la extremidad inferior.

Los pies soportan la acción deslizante del calzado contra el suelo, una acción abrasiva que favorece la generación de hiperqueratosis, vulgarmente conocido como callos, en los puntos de mayor presión.

La articulación tibioastragalina juega un papel fundamental en la transmisión de la frenada y en la estabilización de la rodilla, en los momentos de cambio de dirección, tan comunes en el tenis.

La rapidez de movimientos, hacia delante y hacia atrás, tan naturales en el tenis, genera una tensión alta en las articulaciones como rodilla, tobillos y dedos de los pies. Precisamente, los dedos sufren especialmente al realizar movimientos y cambios de dirección rápidos y bruscos, apareciendo patologías como los llamados ‘dedos de tenista’.

Cuanto más intenso es el partido más sufren nuestros pies, por ello los procesos de recuperación deben ir encaminados a tratar las patologías, alinear las estructuras articulares y controlar los daños que haya podido sufrir el pie en el tenis.

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